HUESOS DE GOMA I DE CRISTAL:
INTRODUCCIÓN
En la composición bioquímica del hueso intervienen un 35% de sustancias orgánicas, un 45% de sustancias inorgánicas y un 20% de agua.
En las sustancias orgánicas del hueso se incluyen células óseas y la sustancia intercelular orgánica o matriz. Las fibras del colágeno constituyen el 90% de la matriz orgánica, que también posee fibras reticulares y sustancias amorfas.
Las sustancias inorgánicas del hueso más importantes son el calcio y el fósforo, constituyen el 90% del total corporal, aunque también se hallan presentes magnesio, sodio, carbonato, hidroxilo y flúor.
La matriz ósea es la responsable de las propiedades biomecánicas del hueso. El colágeno le proporciona flexibilidad y resistencia a la tensión, mientras que las sales minerales le dan dureza, rigidez y resistencia a la compresión.
¿Se puede cambiar la composición de la matriz ósea? ¿Qué ocurrirá si eliminamos la parte orgánica? ¿Y la inorgánica?
Estas preguntas tendrán respuesta al final de la práctica.
MATERIAL
·
Agua
·
Ácido acético (vinagre)
·
Lejía
·
3 tarros con tapadera
·
3 huesos de pollo
PROCEDIMIENTO
1. Limpiamos los
tres huesos de pollo para que no quede ningún resto de carne
2. Llenamos los tres
tarros: uno de agua; otro de lejía y otro de vinagre.
3. Introducimos un
hueso en cada tarro.
4. Cambiamos los
líquidos de los tarros cada dos o tres días durante una semana.
OBSERVACIONES
Después de una semana hemos observado algunos cambios en
el estado de los huesos:
·
El hueso que estaba en vinagre se ha vuelto más elástico
y se puede doblar también se ha hecho más oscuro (marrón-negro)
El hueso que estaba en lejía se ha hecho de color blanco
y mucho más frágil hasta el punto que se puede romper con los dedos.
·
El hueso que estaba en agua se mantiene completamente
igual.
CONCLUSIONES
Al observar estos efectos nos preguntamos ¿a que era
debido? ¿Cuál era la reacción química que se producía para que el hueso
cambiara de estado?
El ácido acético ha reaccionado con la porción inorgánica
del hueso (fosfato, carbonato y fluoruro de calcio), concretamente con el
calcio (se ha formado acetato cálcico) y se ha quedado la parte orgánica del
hueso (fibras de colágeno) y por eso el hueso se ha vuelto flexible.
La lejía ha reaccionado con la parte orgánica del hueso,
la lejía se ha “comido” la osteína y el colágeno por lo que el hueso pierde
toda su elasticidad y se vuelve mucho más frágil.
Estos efectos se pueden comparar con los huesos de los
niños y los ancianos. Cuando sufren una caída no ocurre lo mismo en los dos
casos: en el caso de los niños es difícil que sufran alguna fractura por el
contrario las personas mayores cuando caen suelen romperse los huesos sobre
todo la cadera. Esto se debe a la diferencia de composición en los huesos, en
el caso de los niños tienen más fibras de colágeno por lo que parecen de goma y
por muchas veces que se caigan no se hacen daño en cambio a medida que pasa el
tiempo la composición va variando tanto que los ancianos pierden muchas de
estas fibras y sus huesos se convierten muy frágiles.
BIBLIOGRAFIA
books.google.es/books?isbn=8407001988
Clara Cerveró